Dorantes, gitano de Lebrija, conoce la obra de Scarlatti, compositor clásico italiano, cuando es estudiante de piano en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla y ya entonces, le llamaba la atención el reconocer rasgos propios flamencos en algunas de sus Sonatas, cuando aún no había muchas publicaciones que hablaran de ello. Para Dorantes, Scarlatti, ha sido el primer compositor que supo integrar a la perfección en su propio estilo, las cadencias y melodías flamencas sin citarlas explícitamente sino haciéndolas suyas, visualizando tonalidad y modalidad como una forma única y llevando por tanto parte del flamenco que escuchó y le maravilló, de alguna manera a la música clásica estructural para el reconocimiento y admiración de los compositores de la época, que sin duda, no contemplaban a esta música del pueblo llano, como música con identidad nacional.
Dorantes ha venido realizando un trabajo de bastante similitud conceptual con Scarlatti, en sus obras no fusiona estilos, en su lugar prioriza la integración de elementos que no desvirtúen el fondo aunque si la forma. No introduce lo aprendido durante sus estudios en sus obras flamencas, sino que logra forjar una unidad entre ambos mundos, de forma que en piezas repletas de recursos clásicos, el flamenco explota en el corazón del oyente.
Dorantes, uno de los compositores flamencos menos convencionales de su época, retoma estas obras años después, desde una perspectiva de raíz flamenca y conocedor de que fue ésta, la cultura musical a la que pertenece, la fuente de inspiración que a Scarlatti le posibilitó alcanzar una riqueza sonora desconocida en el barroco. Un tributo a Domenico Scarlatti con Dorantes al clave, al piano y pianos electrónicos, y una formación de cante, contrabajo y percusión, para un viaje en el tiempo, un paseo por la historia, una ensoñación sonora del flamenco en 1730, eso sí, no se trata de desempolvar una partitura y reinterpretarlas tal cual, sino retornar sus obras al siglo XXI para incorporarlas a nuevas creaciones de un músico flamenco. ¿La inspiración al revés?