El agua es el origen de la creación y evolución de la humanidad. Desde los principios, las tribus asentaron sus vidas cerca de las vegas y costas, allá donde el agua abundaba.
El agua comunica, es metáfora de un lenguaje donde fluyen la consciencia y lo abstracto. Es transmisor de tradición, fábulas y razones; ingrediente ilustre de la existencia y la memoria.
Por ello, como quien se auto engendra, el agua, inevitablemente, siempre asiste a las obras de los pueblos.
El Planeta, Fillo, Nitri, Silverio, Rosalía, Piyayo, el Mellizo, la Roesna, Cagancho, Frasco el Colarao, Noriega, la Trini, el Negro del Puerto, la Perla…, transmisores de un caudal insólito en constante travesía, al son cadencioso y apasionado de los corazones de agua.